Tatuajes – arte o locura
Por el bien de algunas personas, debería estar prohibido que cualquiera se pudiera hacer un tatuaje sin pasar unas pruebas previas de psicología. Digo esto porque me parece que alguno no anda muy bien de la chota cuando se tatúa, siempre basándome en casos como los de las fotos que acompaño.
Es cierto que cada uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera, pero en algunos casos creo que la persona no piensa en las consecuencias sociales o personales de tatuarse ciertas cosas en determinadas zonas o partes de su cuerpo, en un determinado momento de su vida.
Claro ejemplo de ello, es quien se tatúa el nombre de su pareja y al cabo de un tiempo rompe con ella, o quien se hace un tatuaje de su jugador de fútbol favorito por estar en su equipo y éste cambia de club.
Un 20% de las personas que se hacen un tatuaje, se arrepiente al paso del tiempo de habérselo hecho. La evolución personal o el rechazo social son dos importantes causas de este arrepentimiento.
Este caso seguro que lo conocéis, Kimberley Vlaminck, demandó al tatuador porque según ella se quedó dormida y él le hizo 56 estrellas en la cara, cuando ella solo quería una, pidió una indemnización de 10.000 euros. Pero lo cierto es que el Tatuador afirmó, que ella obtuvo lo que quería, que no estaba dormida, cosa bastante difícil cuando te están tatuando y menos en una zona como esa, y que el verdadero problema fue que su novio la dejó al verla y sus padres se quejaron por la burrada que había hecho.