Quería pelea y se llevó una paliza
No es que nos alegremos de ver como dos personas se pegan mamporros, pero hay ocasiones en las que alguno se tiene las leches merecidas. En este caso el hombre de la camiseta blanca provoca una y otra vez al que está sentado, con la intención de pelear.
Al final tanto va el cántaro a la fuente que el cántaro se rompe.