Pide un beso a la cheerleader
He aquí el claro ejemplo de que el autentico pajarraco no se hace si no que nace. Desde bien pequeño y apuntando maneras, este chaval (bajo la influencia de su padre, que en realidad, es el que más desea el beso de la chica) baja hasta la pista para situarse detrás de una animadora y así como quien no quiere la cosa pedirle un beso.
Con lo fácil que es hacer estas cosas cuando eres pequeño y lo complicado que se vuelve cuando pasan los años. Si en lugar del chaval es un adulto seguramente estaríamos hablando de un bofetón de la animadora.