Nunca dejes a un niño pequeño solo, y menos con un caballo
La naturaleza del niño es curiosear, y si un niño no le tiene miedo a un animal, lo que hará será intentar jugar con el. El problema es que los caballos no son mucho de jugar, y sobre todo, no les gusta que estén molestándole por la parte de detrás y cuando ocurre, tienden a quitarse los problemas a base de patadas.