La estupidez humana no conoce límites. Premio Darwin

Para compensar toda la gente que muere por causas terribles, enfermedades, hambre, guerras etc, tenemos a los gilipollas que no valoran su vida y cuya estupidez no conoce límites. Ganadores sin duda de un premio Darwin.

En este caso, tenemos a un grupo de amigos que pretendían tocar un tren en marcha y volver antes de que el segundo tren les atropellara. Algo absurdo pero que imagino que les daría un chute de adrenalina. Ahora bien… el chute, les salió caro.

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